viernes, 10 de octubre de 2008

FOLCLOR NARIÑENSE..


El folclor de nuestra tierra, es rico en paisaje, expresiones culturales e innmateriales como, historia, la danza, arte, oralidad, música, traje y comida típicas; así como el juego y la lúdica expresadas en el carnaval.

Nariño, la Tierra del Cóndor es tierra húmeda. Con 31 mil kilómetros cuadrados, este departamento se ha constituido en el escenario de 20 lagos y lagunas diversos en sus formas, tamaños, fauna y flora. Ubicados al suroccidente del territorio, se encuentran a la sombra de los imponentes volcanes que cunden la región. Los lagos son los dueños y señores de las tierras del páramo y ofrecen la posibilidad de pescar, practicar deportes naúticos o, sencillamente, reconciliarse con la naturaleza.

Esta región, al extremo suroriental de Colombia, se ha convertido gracias a estos estanques en sinónimo de agua. Un paisaje andino enclavado en las altas montañas guarda con recelo las lagunas. Y en sus alrededores bosques y una exuberante vegetación en donde habitan los seres de nuestros mitos y leyendas; como duendes, brujas, turumamas y otros...

Hablemos de nuestra guaneña, La gua­neña es la mujer guerrillera del siglo pasado”. Comentamos: el nombre de “guaneña” no tiene relación con la tribu de los Guane y posiblemente tampoco con la interjección “guay” que se prodiga durante el canto de las coplas. Se denominaron “guaneñas” las mu­jeres del pueblo que acompañaban a las tropas como las “adelitas” mejicanas de la revolución. Estas eran como las “juanas” de nues­tras guerras civiles, compañeras, cantadoras, bailadoras, cocine­ras y no vacilaban, en un momento dado, en empuñar el rifle para el combate. Estas guerrilleras ya desaparecieron pero quedó la tra­dición de su canto y de sus bailes, al igual de su vestido, que aún lo encontramos vigente en muchas de nuestras campesinas. Este traje típico consta de una falda o follado, un refajo de lana, (usado debajo de la falda), una blusa bordada, un pañolón (chal) y unas alpargatas de colores.

Otra expresión cultural de los Nariñenses es el Carnaval de Negros y Blancos , que es una de las celebraciones más antiguas del continente. Algunos historiadores señalan que en 1607 hubo una rebelión de esclavos en Remedios (Antioquia) que causó pánico entre las autoridades. Este evento era recordado por la población negra de Popayán quien demandaba un día de descanso en el cual ellos pudieran ser verdaderamente libre. El rey de España concedió el día 5 de enero. Se dice que cuando se recibió la noticia, la población negra salió a las calles a bailar al ritmo de la música africana y empezaron a pintar de negro todas las paredes blancas de la ciudad.

La entusiástica celebración fue traída a Pasto por la familia Ayerbe cerca de 1854. Para el año de 1887, la celebración había atraído miembros de las altas esferas sociales y adquirido un alto grado de refinamiento, y la gente había empezado a usar máscaras. La Familia Castañeda caracterizada en las comparsas del 4 de enero es quizá una caricaturización de la familia Ayerbe.

Nuestro carnaval acoge a propios y extraños, comparte y afianza lazos de amistad, por medio de la caricia se relaciona sutil y divertidamente con los demás. Es un espacio donde todos volvemos a experimentar la alegría de los niños que llevamos dentro y que se contagia.

Las expresiones culturales de nuestra región son muy variadas y especiales, por ello es importante difundirlas, promoverlas y aprovecharlas.